En los últimos años ha crecido la popularidad, consumo y reconocimiento de los alimentos orgánicos. Recientes estudios demuestran que parte de la preferencia hacia estos alimentos está relacionada con la creencia de que estos son de mayor calidad, que tienen un contenido más alto de nutrientes y que en general, resultan más benéficos para la salud.
Sin embargo, no todas las personas pueden acceder a la compra de este tipo de alimentos, pues en la mayoría de las ocasiones resultan más costosos que los alimentos de agricultura convencional. Entonces ¿realmente es necesario consumir alimentos orgánicos? ¿hay algo que puedas hacer al respecto si no tienes la posibilidad de costearlos?
Antes de apresurarnos al debate de si son buenos ó necesarios, hay que hablar sobre qué exactamente es lo que hace a un alimento "orgánico", y por lo tanto, qué lo hace diferente de un alimento convencional o no orgánico.
Los alimentos orgánicos, “bio” o de agricultura ecológica, son alimentos producidos bajo prácticas de agricultura donde se enaltece el cuidado y la sostenibilidad de los recursos naturales (por ejemplo, a través de la rotación de cultivos), el origen o pureza de las semillas, y el respeto a las prácticas y procesos tradicionales o ancestrales.
Algo que distingue particularmente a estos alimentos es el nulo uso de agentes o sustancias químicas que pudieran modificar el proceso natural de crecimiento del alimento y/o las características del alimento en sí mismo (por ejemplo: en el tamaño ó color).
Hoy en día, la denominación de “orgánico” no sólo aplica a la producción de alimentos como frutas y verduras, sino que también la podemos encontrar en alimentos y productos tales como carne, huevo, pollo, etc... lácteos, alimentos procesados, e incluso hasta en la ropa (algodón orgánico).
Por otro lado, vivimos en un inminente escenario de cambio climático y desigualdad alimentaria que impacta directamente en los procesos de agricultura que los productores eligen, siendo la agricultura convencional (o no orgánica) la única alternativa para satisfacer las necesidades de la creciente demanda de alimentos, a la mejor relación costo-producción posible.
Por lo tanto, los alimentos orgánicos, si bien son una gran alternativa, la mayoría de las veces son más costosos que los de agricultura convencional.
Ahora, vamos a lo que nos interesa: ¿es estrictamente necesario consumir alimentos orgánicos? En pocas palabras: no.
Sin embargo, ¿tiene algún beneficio ó algo que lo haga mejor que los alimentos no orgánicos? En algunos casos, sí. Esto dependerá específicamente del alimento que estemos hablando.
Parte de la evidencia que respalda que el consumo de alimentos de origen orgánico podría ser más benéfico para la salud, es la relación existente entre la disrrupción endócrina, el desarrollo de algunos tipos de cáncer y, la ingestión de agroquímicos presentes en los alimentos de producción convencional.
El Environmental Working Group (EWG por sus siglas en inglés), comparte cada año la lista de alimentos con mayor y menor cantidad de agroquímicos presentes en los mismos. Este listado muestra alimentos analizados en los Estados Unidos, sin embargo, nos permite darnos una idea de qué alimentos son más frecuentemente rociados con pesticidas, herbicidas o funguicidas (fresas, manzanas, apio, etc...) y cuáles tienden a ser libres de los mismos (aguacate, cebolla, piña, etc...). Da click aquí para consultar el listado completo.
En términos prácticos, vale la pena que consumas frutas y verduras en abundancia, incluso aunque estas no sean de origen orgánico.
Cuando decidí crear “Educación Alimentaria” fue justamente con la misión de transmitir el mensaje de que existe la posibilidad de llevar una alimentación saludable a la medida de tus posibilidades actuales. Por lo tanto, si no puedes incluir alimentos de origen orgánico actualmente en tu dieta, no es motivo de preocupación, y si sí tienes la posibilidad de costearlos, ¡maravilloso!.
Y como nunca están demás algunas recomendaciones para evitar el ingestión de agroquímicos, te dejo aquí mis mejores consejos:
Con los alimentos de agricultura convencional, nos vamos a enfocar en la limpieza.
Límpialos detalladamente al chorro de agua, removiendo las hojas o capas exteriores, y tallando vigorosamente su piel (cuando aplique). Después, puedes dejarlos sumergidos en agua con bicarbonato de sodio a una dilución 1:100 (esto es: 1 parte de bicarbonato por 100 partes de agua), en pocas palabras, con 1 cucharadita de bicarbonato será suficiente. (Asegúrate de usar bicarbonato de sodio de grado alimenticio).
Compra a pequeños productores.
En México y otros países de Latinoamérica se conocen como alimentos “criollos” a aquellos producidos a pequeña escala en casas o terrenos, preservando la pureza de las semillas y las prácticas ancestrales de producción. Básicamente son alimentos orgánicos, no certificados.
¿A qué me refiero con esto? Para que un alimento se autodenomine como orgánico, “bio”, o de agricultura ecológica”, tiene que pasar por un proceso de certificación donde se pueda acreditar que su origen y producción corresponden a esas características. Sin embargo, la mayoría de los pequeños productores no invierten en esta certificación, y aún así, ofrecen un producto libre de agroquímicos.
Comienza a producir tus propios alimentos.
No hace falta que la abuela te haya heredado hectáreas de terreno, puedes hacer maravillas con el poco o mucho espacio que tengas disponible. Algunos de los alimentos más sencillos de producir en casa son: hierbas de olor, chiles, tomates (rojo o verde), calabaza, pimientos, entre otros. Tu espacio, disposición y disponibilidad de tiempo, te darán la pauta.
Ahora ya lo sabes, no es necesario “comer orgánico”, pero no está de más procurar la calidad de alimentos que elegimos dentro de nuestras posibilidades. Finalmente, la agricultura orgánica es algo que no sólo resulta benéfica para nuestra salud, sino para la de nuestro planeta.